Andrés Goldstein & Daniel Tarrab conforman un equipo de compositores con sede en Buenos Aires. La última vez que fueron reseñados en Film Music on the Web fue en ocasión de la salida de la excelente banda del documental Algunos que vivieron, producido por Steven Spielberg, de la serie de documentales Silencio roto, dedicados al Holocausto. La puta y la ballena es una película con un perfil más bajo en el mundo de habla inglesa, sin fecha de estreno en el Reino Unido. De todos modos, el film puede verse en DVD (en español, Columbia Tristar, región 2).
Sin haber visto la película, lo que puedo anticipar es que se trata de un drama romántico (y, a juzgar por el trailer y las fotografías que acompañan el CD, de elevado contenido erótico) que se desarrolla en el pasado y el presente, en Argentina y España, durante la Guerra Civil Española. La impresión que dejan las imágenes es que es una especie de mezcla de El paciente inglés y Tierra de libertad con Maléna y Betty Blue.
El álbum se divide en tangos y composiciones sinfónicas románticas, en algunas de las cuales aparece el bandoneón de Néstor Marconi, lo que dota a la totalidad de una coloración de claros matices latinos. No hay acción ni suspenso en la escritura; la banda se concentra por completo en el costado romántico y trágico de la historia, un estilo de abordaje de alto valor evocativo, en la tradición del John Barry moderno, Ennio Morricone y Gabriel Yared (la primera y la última película mencionadas más arriba contaron, como se sabe, con música de Yates). Sin embargo, aquí la música tiene más carácter y una melodía más memorable y emocionante que en ninguna de las obras que Barry o Yared han dado a la pantalla en los últimos tiempos.
El arreglo de piano y cuerdas del tema de los títulos posee una cualidad pura y elegante que sugiere ecos del pasado y una resignación agridulce pero calma que resulta especialmente conmovedora. Es, además, una buena canción, algo bastante infrecuente en las bandas de sonido actuales. Los primeros compases de “En el tren” sugieren una atmósfera de suspenso, pero pronto se vuelca hacia climas más ligeros y alegres, que desembocan en el ragtime despreocupado de “You Made Me Love You” y la parte más liviana del álbum, la cadenciosa “La llegada” y un par de tangos encantadores. El resto es, básicamente, una banda para una orquesta de cuerdas, maderas, piano, arpa y bandoneón, un instrumento capaz de expresar ternura, nostalgia y añoranza, pero también aires de baile vibrantes.
Hay numerosas variantes de los temas románticos principales (el solo de piano que introduce “Matilde La iniciación” no habría estado fuera de lugar en la década de 1940 en Hollywood), y todas ellas logran mantener el mismo nivel de interés. En otros momentos la orquesta crece y no cabe duda que estamos ante un romance cinematográfico a la antigua en su mejor reencarnación moderna - tierno y conmovedo sin caer en un falso sentimentalismo. Los fanáticos de Morricone sabrán apreciar la factura de estas composiciones.
Si uno tuviera que mencionar un defecto, el único que tal vez se podría encontrar es la forma abrupta en que se cierra el disco, tras una hora de ofrecer música de la mejor calidad. Tal vez en la película haya una canción en este lugar, pero si es así, no se la incluyó en el álbum.
Gary Dalkin